Paul, no eres nadie

 

Inocente de mí. Leo que los alemanes, siempre adelantados frente al mundo, han contratado un pulpo para vaticinar los resultados del mundial de fútbol.

Me pareció algo extraordinario, fabuloso, rozando la genialidad. Estúpido soy. Menos mal que me he cruzado con mi amigo Cuca que me ha aclarado la situación.

Lo que tan extraordinario aparece, no lo es tanto. En realidad, mas bien es antiguo. Todo aquel que no lea solamente los panfletos al uso, sabrá que en la costa levantina existe una gran presencia teutona. Y fue allí donde conocieron los hijos de Atila las propiedades futboleras de los cefalópodos.

Concretamente, en Peñíscola, años ha se sabe de esas cualidades. Allí, en la zona antigua, al font de la muralla, en un bar cuyo nombre guardo para preservar la intimidad de los usuarios, se reúnen cada fin de semana un grupo de pulpillos mediterráneos, siete en los primeros momentos, trece más tarde y actualmente treinta y dos, para presenciar los partidos televisivos.

Les suelen preparar varias cazuelas de cangrejos, almejas y mejillones, sus alimentos predilectos, acompañados con vi de Traiguera que parece que les entusiasma.

¿Qué cómo pagan esas consumiciones me preguntas? Elemental, con las quinielas que hacen y aciertan semanalmente, ¿no te he dicho que entienden de fútbol?